Las hermanas Imelda y Sandy viajaron a Estados Unidos en busca de reunificarse con su familia en Nueva Jersey cuando la Patrulla Fronteriza las arrestó cerca de Columbus, N.M. De acuerdo al Programa de Defensa e Incidencia Binacional, una coalición mexicana de derechos humanos, las hermanas son originarias de un pueblo rural en Tlaxcala, un estado del centro-sur de México. Les tomó toda su fuerza, coraje y ahorros venir a Estados Unidos para mantener a sus familias y poder enviar a sus hijos a buenas escuelas. Después de estar detenidas por cuatro meses, fueron repatriadas a Ciudad Juárez, una enorme y peligrosa ciudad fronteriza completamente desconocida para ellas. El gobierno estadounidense les quitó lo poco que tenían y las deportó sin dinero, identificaciones, celular, fotos y otros recuerdos. A Imelda ni siquiera le regresaron su anillo de matrimonio. Entre lágrimas explicaron que no podían recordar el teléfono de su madre para llamarle y pedirle dinero para poder regresar a casa. Después de inmensos sacrificios para asegurar que sus familias tuvieran un mejor futuro, Imelda y Sandy se quedaron con las manos vacías.